Viernes paranormal: el libro poseído de mi tatarabuela tana.


SEAN BIENNNNNNVENIDOS A ESTA NUEVA SECCIÓN DE NUESTRO QUERIDO BLOG.
Donde les contaremos historias "paranormales" y que subiremos el día que pinte excepto los viernes porque el nombre no significa nada, solo quedaba bien y no se me ocurrió otro.
Hoy les traigo una de mis historias favoritas que obviamente no me pasó a mi, sino a una anciana (porque todes sabemos que los ancianos son lo más superticioso que existe).

Les voy a pedir un favor, necesito que lean la historia como si se las estuviera contando de forma muy tenebrosa, o al menos el título. Así no pierde la magia. Ahora sí, mandale mecha nomás.

Los fantasmas de la señora
Resulta que corriendo el año milochocientosyalgo (o novecientosyalgo, no sé la verdad, tampoco investigué tanto) un día cayó un vendedor ambulante a la casa de mi tatarabuela, y ella tan caritativa, le compró un libro al azar que nunca leyó y colocó en un baúl con algunas otras cochinadas. Todo iba perfecto hasta que decidió irse a dormir, en cuanto apagó la luz empezó a escuchar como se movían todos los muebles de su casa, entonces encendió la luz rápidamente para ver que estaba pasando y no solo vio todo en su lugar sino que además dejaron de escucharse los sonidos. 
Apagaba la luz, se escuchaban los sonidos, encendía la luz y todo se calmaba.

Entonces, sin saber que hacer, hizo lo que cualquier ser humano sensato hubiera hecho: reproducir el estribillo de "Sobredosis de TV" para transmitirle a los espíritus lo que estaba sintiendo: 

"Acuéstate, levántate, no puedo seguir así oh no. 
Enciéndelo, apágalo, no puedo seguir así oh no." 
Cerati orgulloso de esa mujer.
Ke gran excusa para poner este GIF tuve 😏😏.
La abuela chocando los 5 con los fantasmas
de la casa después del 3° vasito de ron.
Na, mentira, en esa época esa canción no existía así que no podía hacer tal cosa, hizo lo que cualquier ser humano sensato sin soda estéreo hubiera hecho: alcoholizarse hasta quedar desmayada y no escuchar nada más que el dulce sonido de la inconsciencia. Y así aprendió a convivir con los espíritus de la casa.
El cura saludando a la abuela,
feliz de que recurriera a la iglesia.

Bueno, no, hizo lo que cualquier ser humano de la época (y también mi tía la peluquera, pero esa es una historia para otro día) hubiera hecho: ir a una iglesia y contarle al cura lo que le estaba pasando (decisión que tomó luego de algunos días sin poder descansar por culpa de los sonidos). El cura, que era todo un geniecillo en cuestiones paranormales y vidente aparentemente, le preguntó si había ingresado algún objeto nuevo a la casa en los últimos días, y mi tatarabuela le contó sobre el libro. El cura le preguntó si lo había abierto y ella le contestó que no, e intenso como cualquier cura le dijo: 

"No lo abras, sacalo del baúl, quemalo y enterra las cenizas en algún lugar que no sea tu casa"
Mi tatarabuela encomendandole sus problemas a diosito
Y seguramente le dijo que rezara alguna que otra gilada, como saber, esa parte la omitieron cuando me lo contaron. 

Mi tatarabuela, religiosa hasta los tuétanos, hizo lo que le encomendó el cura y ¡TARÁN! santo remedio, todo lo que escuchaba dejó de escucharse.

Ahora, no es que yo no le quiera creer, pero si no me estoy confundiendo de mujer es la misma que estaba medio pirucha, así que es posible que todo haya sido producto de su imaginación por estar perseguida por alguna cosa, además vivía en Italia, capital de los cristianos, seguramente todas las personas de su época en Italia fueron a algún cura a pedirle una solución para su situación paranormal (jajaja perdón por fortalecer estereotipos, recuerden que este blog es una verga y el objetivo es reírnos, pero como soy insoportable les recuerdo que no todes les tanos son religioses y comen pasta y pizza pasta y pizza). De cualquier forma no quiero restarle credibilidad, quizá cuando esto le pasó aún no estaba loquilla, como saber. 
Mi tatarabuela cuando soluciono sus problemas. 
Lo que sí puedo decirles es que somos tan morbosos los seres humanos que la única información que tengo de mi tatarabuela es que era italiana, que estaba loca porque le hicieron pasar un montón de cosas horrendas, y que un día compró ese libro poseído. Ni siquiera se su nombre y sospecho que mi mamá tampoco lo sabe. 

Eso es todo por hoy, no tengo tantas historias así que voy a ir subiéndolas de a poco, cuando me vaya pintando, como hago siempre, ni que esto fuera una responsabilidad. 
Hasta luego compañeres, nos vimos, un beso, vayan a comerse un chupelupe.

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